Roberto Arrocha: La vida la tenemos que vivir en el momento, y ser conscientes de que somos muy frágiles y que en cualquier momento nos vamos y esto desaparece

 

Roberto Arrocha, periodista y escritor de “Hoy SÍ me puedo levantar”, nos comparte sus motivos para escribir el libro, la necesidad de aportar a los demás y el proceso que ha seguido para formar un carrera dentro de los medios de comunicación.

¿Cómo surge la idea de Hoy sí me puedo levantar?

Por mi actividad como periodista deportivo he tenido que ir, en el sentido obligado de alguna manera, desde el punto de vista sentimental, a visitas a los hospitales con jugadores, en Navidades, para llevar regalos a los niños, y siempre salía mal, salía de ahí mal, derrotado incluso, hasta que una vez pensé que también debía hacer algo. Empecé con el libro sin saber siquiera si iba a salir, pero sí tenía en la mente desde hace ya un tiempo, la idea de ayudar a los niños, que son mis héroes; y me sentía un poco en deuda con ellos,  era tiempo de poner mi granito de arena. 

Vivimos en un mundo tan rápido, en el que no nos damos cuenta prácticamente de nada, nos vamos corriendo de un lado para otro, y detenerse y pensar que hay personas, a mí lo de los niños se me ponen los pelos de punta, hay personas que necesitan nuestra ayuda, pues creo que debemos pararnos y hacerlo,  y siempre pienso que puedo hacer más, voy a vivir una vez y tengo que aprovechar hacer más y más, y me gustaría que el mundo fuera otro mundo, y que entre todos nos ayudáramos, sobre todo a los más desfavorecidos, una cosa que se me ha metido en la cabeza. He escrito otros libros, pero nunca he pedido favores, no me gusta, pero con este libro sí lo digo, “ayúdame a ayudar”, que es la frase que está marcando un poco también el camino de Hoy sí me puedo levantar.

¿Cuáles han sido las mayores lecciones después de publicar el libro?

Muchas. He tenido la presentación del libro, donde padres que perdieron a sus hijos y venían y me daban un abrazo, esa sensibilidad, soy padre y puedo entender un poquito la sensibilidad de padre a hijo, eso abrazos naturales. Es que nos hemos montado un mundo donde claro que el dinero es importante, claro que tener una actividad profesional es importante, los elogios a tu trabajo, pero creo que ser buena persona es lo fundamental, en esta esencia de vida como yo la veo. He aprendido mucho, y he aprendido escribiendo el libro, y estoy aprendiendo día a día con la respuesta de mucha gente buena, porque también la hay; es verdad que lo malo, lo negativo, tristemente hace más ruido, pero hay mucha gente que haces sus cositas, ahí van ayudando, he conocido personas realmente increíbles en ese sentido.  

¿Nos puedes platicar de alguna persona que después de leer el libro cambió su enfoque, cambió su actitud? 

Me han llegado por las redes sociales también declaraciones de personas que no conozco, y sí te llenan porque me han llegado a decir que gracias por alegrarle un poco la vida, a pesar de que tienen problemas importantes, como enfermedades, creo que eso es lo más bonito. La vida la tenemos que vivir en el momento, y ser conscientes de que somos muy frágiles y que en cualquier momento nos vamos y esto desaparece. Tenemos que decir más “te quiero”, que tenemos que ser más cariñosos con la gente a la que apreciamos, y he aprendido con las respuestas de la gente bastante también, el conocer personas que están pasándolo mal, y sin embargo con una dignidad máxima te demuestran que el problema no es el problema, sino el problema es no querer ponerle solución al problema, creo que me enseña mucho.

Conozco personas que se ahogan en un vaso de agua con cualquier tontería, conozco personas que son capaces de liderar una forma de vida espectacular, aun cuando la vida les está castigando continuamente, entonces yo me quedo con este tipo de personas. He recibido mensajes de una madre que me decía que ella tenía una enfermedad, que su hija muchas veces le dice que se anime, y que el libro le había servido para animarse, leyendo las historias de personas que han pasado por situaciones parecidas, y sí se pueden levantar.


La vida la tenemos que vivir en el momento, y ser conscientes de que somos muy frágiles y que en cualquier momento nos vamos y esto desaparece
— Roberto Arrocha

Nos hablas mucho sobre optimismo como una fuerza, ¿cómo podemos cultivar esa fuerza?

Hay una manera interesante que es, desde niños. A mis hijos les digo antes de dormir que me digan las 3 cosas más chulas que han tenido en el día de hoy. Me dicen “papá, que me gustó el puré, que tu estás aquí y que vi la tele”; entonces a partir de ahí se aprende, se enseña a encontrar el optimismo, el ser positivo como una forma de vida. 

Tampoco sin obviar que la vida te lleva por situaciones delicadas, pero creo que el positivo, y tengo una anécdota rápida que te cuento:  Un amigo de Sevilla hace poco, no digo su nombre claro, empezó a llover y vino con el paraguas, cansado, enfadado, y casi que me buscaba con esa mirada de complicidad y me decía “Roberto ¡qué asco, está lloviendo! ¡está lloviendo!”, y yo no tenía ganas de escucharlo porque estaba agobiado con otro tema. Y también el clima que está tan irregular, pues llegó al día siguiente y hacía mucho calor, y este hombre llegó “¡qué asco de calor! ¡qué asco de calor! Con este calor no se puede estar”. O sea, ni en un lado ni en otro estaba bien.

La vida aún sabiendo de qué pasan cosas serias, cosas importantes que te pueden afectar en el 90, 95% de las veces, depende mucho de cómo tú te quieras levantar. Muchas veces digo “¿qué día quiero hoy? ¿quiero un día bueno o un día malo? Si lo quiero malo lo voy a tener, porque yo mismo me voy a construir el día malo, si lo quiero bueno, también lo voy a tener, y aprecio esas cosas insignificantes como tomar un café, estar hablando aquí contigo, valorar eso… llegar a mi casa y cuando vea a los niños darles un beso y detenerme y decir “¡este momento es una pasada!”.

Entonces por ahí estoy encajando un poco también mi vida por casi incluso una necesidad personal de hacia dónde voy, buscando preguntas, y yo di clases a universidad y a los alumnos se los digo: “no vengo a responderle sus preguntas, sino vengo a que ellos se creen preguntas”. Me gusta la gente que se cuestiona cosas y que busca soluciones para al final lo que todos queremos, ser más felices. 

¿Qué hábito ha sido fundamental en tu vida?

La constancia ha sido clave en mi vida. Momentos malos que he pasado, con esa adversidad me he agarrado a pensar que puedo hacerlo, aun sabiendo que iba a ser difícil, y lo he hecho porque puedo hacerlo, porque sí lo voy a hacer. El creer en mí en ese sentido.

Otro es una máxima mía que es mi ilusión, es seguir teniendo ilusiones. No me puedo dormir si no tengo una ilusión importante al día siguiente. También tengo una norma que me gusta practicar y se lo digo a mi gente y se ríe; yo cada mes de septiembre, un poco porque empieza el curso por ahí, empieza la temporada de futbol, intento apuntarme en algo nuevo. Hace tres años me apunté en clases de canto y duré dos meses, pero bueno lo intenté; he estado en clases de teatro que es una pasión que me encanta, tenía un grupo de música… siempre voy intentando aprender cosas que me mantienen vivo. 

¿Qué te inspira? 

Me inspira vivir. Me inspira estar vivo y ser consciente de que soy un privilegiado, de que más que un regalo que no estoy aquí porque tengo que estar, es que estoy viviendo un viaje espectacular, estoy conociendo gente y usando un símil como si yo estuviera en el tren, estoy conociendo gente impresionante que voy a tener cerca de mí hasta que la vida me lo permita como mis hijos, mi mujer. Conozco gente que profesionalmente me aporta y se montan en mi tren. Me inspira el ser consecuente con lo que es la vida, estar vivo. Mis padres fallecieron, mi madre murió muy joven con 55 años, aprendí mucho de ella porque tuvimos problemas de pequeño, ella fue un poco la persona que me enseñó a tener esas ideas de filosofía de seguir adelante, mi madre falleció cuando yo llego a Sevilla. En el año 99 llego aquí, y en el año 2005 tenía un problema, pero fue una cosa muy rápida; llegué por la noche a Lanzarote ya las 4 horas falleció con 55 años.

Estar vivo es una circunstancia que no puedo permitir desaprovecharla, y es el mayor regalo que puedo tener. 

¿Qué te dijeron que era imposible o creíste imposible, y después lograste?

En La Laguna en Tenerife una vez pedí una beca para estudiar en Londres un año y no quiero decir las personas que la daban, pero hubo una situación ahí un poco extraña. Tenía 22 años y las prácticas eran en la BBC de Londres que reunían una serie de requisitos, sin embargo, el director de esa fundación, una fundación de Las Palmas me dijo que yo no iba a poder ir, que no me daba la beca y que no iba a poder ir. Me lo dijo, yo estudiaba en Tenerife y cogí un barco de Tenerife a Las Palmas para ver por qué no me habían dado la beca, pues claro mi madre tenía que trabajar mucho más, era mucho dinero, fui y él me dijo que no, que no me la podía dar, y lo recuerdo y le digo “no me lo dará usted, pero yo lo voy a hacer”, y te estoy hablando con 22 años, se me quedó  grabado porque y lo iba a hacer, o con la ayuda de mi madre, con la ayuda de mi gente, pero voy a poder y lo voy a hacer. Siempre lo tengo un poco como lejos del rencor porque eso no me lo dieron, pero sí como un proceso ambicioso de decir “¿cómo que no?, ¿me va a decir a mí que no voy a poder ir?, lo voy a hacer seguro”.


¿Cuál es el mayor riesgo que has tomado?

Ninguno, porque en la vida no creo que haya tomado un riesgo tan importante como para llamarlo riesgo. He tomado decisiones, pero no las catalogo como riesgos, de hecho, si creo que fuera un riesgo, creo que muchas veces no lo haría porque pensaría en lo que puedo perder. Sin embargo, me muevo de forma responsable. 

Puedo decirte cuando cambié mi vida de Londres venir a Lanzarote, me vine al sur de España, Andalucía a buscar trabajo, que por cierto no me daban trabajo ni en los restaurantes en aquellos momentos, pero no lo catalogué como riesgo, sino lo cambiaría por una experiencia.

¿Qué retos tienes aun por conseguir?

Quiero ayudar más, quiero pasar por la vida siempre bonito y que digan “buen profesional, buen periodista”, pero casi que me importa poco, por no decir nada, y quiero que me recuerden como alguien que luchó por buscar un mundo más justo. Me mata la desigualdad, me mata la enfermedad en estos casos de niños pequeños, que están empezando a vivir y que tienen que pasar por procesos tan complicados, y quiero ayudar.

Y yo con mis cosas, mi cervecita en un bar con unos amigos estoy bien, me gusta jugar con los niños, con mi mujer bien, todo bien, pero quiero ayudar a más, necesito también que la gente me ayude a ayudar; es como una especie de modus vivendi, es decir ¿qué quiero hacer? Quiero escribir libros, quiero aprender, estoy pensando en apuntarme en clases de batería también… pero sobre todo, quiero poner mi granito de arena para que entre todos podamos creer que se puede hacer en un mundo un poco más justo. 

¿En qué proyectos estás trabajando ahorita? 

Mi cabeza creo que no es normal, en el sentido de que siempre estoy buscando actividad y cosas que hacer. De hecho empecé a estudiar Magisterio en Educación Física el primer año y me fue bien, aprobé, pero me fue mejor cuando lo combiné con periodismo; me fue mejor porque necesitaba tener ese estado de tensión, de hacer cosas. Y ahora pues me gustaría seguir involucrado en la difusión, vamos a abrir una página web de Hoy sí me puedo levantar, para la difusión de personas que han superado momentos complicados, y nos demuestran cómo lo han hecho, que yo creo que es un relato interesante de cara a personas que puedan pasar por situaciones parecidas.

También estoy con un proyecto que me tiene también ilusionado. Por mi actividad profesional, escribo de fútbol desde el año 99, y el futbol sin duda es un motor clave de cara a la educación en valores para los más jóvenes: solidaridad, esfuerzo, constancia, ayuda al grupo, respeto… En esa serie de valores estoy pensando hacer un proyecto utilizando el fútbol, para meterme en las cabezas, entre comillas, para ayudar en los colegios a través de este deporte en los niños; sanidad, educación, en el sentido de comer más sano, es un motor espectacular el fútbol en el mundo, lo que mueve. me gusta ese proyecto, pero estoy continuamente, doy clases en la universidad en Córdoba y Sevilla, tengo un programa en la televisión en el Sevilla Fútbol Club, y hago cosas para al final yo creo que, hablando contigo incluso, uno mismo reflexiona sobre lo que cree que es; lo hago para sentirme básicamente vivo. 


¿Dónde podemos conocer más sobre tu trabajo? 

El canal de red social que tengo más tiempo para manejar es Twitter, sobre todo por la brevedad de tiempo que ello me quita, entre comillas, porque también me da mucho, y es @Rarrochar. Luego también en internet pueden ver las entrevistas de tipo humano, porque las entrevistas de tipo humano, yo empecé con el mundo del fútbol, y hay muchas por ahí en tipo humano. Y ahora con la página web “Hoy sí me puedo levantar”, también voy a estar muy pendiente de ella porque quiero recibir energía desde el lado de que sí podemos, desde el lado de que nos podemos levantar, y desde el lado del ser humano positivo, que es del que a mí me gusta rodearme. 

¿Cómo podemos colaborar con Hoy sí me puedo levantar? 

El libro vale 14 euros, es un libro que yo creo que económicamente es posible. Son diez charlas humanas con personas que han pasado un problema importante, no todos el mismo, pero sí distinto de una índole importante, y que me cuentan cómo lo superaron. Y el libro todos los derechos de autor, que fue una de las condiciones que puse con la editorial, los he cedido a la Asociación ANDEX, que es la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Andalucía. Comprando el libro, me encantaría que me ayudaran a poder ayudar a estos niños que están en el Hospital Virgen del Rocío, que son muy chicos, y que merecen tener una vida cuando menos digna. 


FAVORITOS:

Canción: With or without you de U2

Película: Pulp Fiction

Libro: Cien años de soledad de Gabriel García Márquez

Lugar: Lanzarote

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