Daniel Habif: La disciplina, el orden, el enfoque, te condenan al éxito.

 

DANIEL HABIF, es considerado uno de los mejores y más importantes conferencistas de Latinoamérica de habla hispana en el mundo Y SU TRABAJO IMPACTA A MILLONES DE PERSONAS MEDIANTE SUS VIDEOS, TALLERES Y CONFERENCIAS. CONOCE MáS SOBRE DANIEL Y SU pasión POR SERVIR Y MEJORAR LA VIDA DE LOS Demás.

¿Cómo surge tu pasión por los medios, la comunicación, y empoderar a las personas mediante un mensaje positivo?

Inicié en la industria del entretenimiento desde los seis años. Primero como actor por azares del destino, desde muy chiquito y me fui desarrollando en distintos conceptos de la comunicación: delante de la cámara, detrás de la cámara, produciendo, dirigiendo… Hasta que llegó un momento en donde siempre en el behind the scenes de mi vida era muy chistoso, porque la mayoría de mis amigos o con la gente con la que trabajaba, más que acercarse conmigo para desarrollar un proyecto, se acercaban conmigo para escuchar un mensaje de motivación o “oye si estás deprimido háblale a Daniel”, hasta que me di cuenta que había un impacto a lo mejor en mi manera de decir las cosas.

Hasta que llegó un día en donde tuve un quebrantamiento emocional y profesional, y me di cuenta de todos los años que llevaba trabajando, que siempre había sido un constante conflicto en mi vida, siempre había sido un roller coaster, y decidí hacer un video que se llama “El fracaso no existe”, lo hice en la azotea de mi oficina. Fue un año muy difícil en mi vida; esos años en los que lo último que hace falta es que llegues al ataúd y ya ahí se acabe tu vida. Viví muchos conflictos ese año y me di cuenta que nunca me había dado por vencido, y que era un tipo muy tenaz en las cosas, y decidí comunicarlo. Abrí un Facebook que tenía abandonado hace muchos años, subí este video, y al día siguiente desperté y tenía 10 mil views, y al día siguiente tenía 30 mil views, y terminé llegando a no sé cuántos millones de views. Fue ahí donde me di cuenta que quería empoderar a la gente, y que mi pasión siempre había sido ayudar y servir a otros. Siempre he sido un tipo que cuando hablaba con un amigo, terminaba tres o cuatro horas terapeándolo, y decidí profesionalizarlo. Siempre fue mi pasión servir y ayudar a otros, hasta que decidí profesionalizarlo.

He trabajado en todos lados en la industria de la comunicación, pero esto es mi propósito de vida.


Cuando pasas a faceta de emprendedor, ¿cómo gestionaste ese nuevo cambio, ese nuevo reto de empezar desde cero?

Hice mi primera compañía a los 18 años, fue un tremendo éxito, vendí la compañía, después me dediqué a promocionar, fui promotor e hice más de 650 conciertos a nivel nacional, a casi 30 mil personas, y la compañía creció mucho, terminó operando en muchos lugares alrededor de la República Mexicana. En toda esta parte profesional, siempre fui muy bueno para hacer crecer las cosas, siempre he sido un tipo que tiene un olfato, no soy un tipo de doble maestría, ni de triple doctorado, pero siempre he sido un tipo muy dispuesto a hacer las cosas, a hacer lo que se necesita hacer para conseguir los objetivos. Cuando decidí armar este proyecto personal, dije “si lo voy a hacer, lo voy a hacer hasta el último día de mi vida”; siempre me había dedicado a hacer crecer las marcas de otros, a crear estos códigos simbólicos en otros productos, y siempre veía a otras personas meterle la mano a mis recetas, o meterle la mano a mi sazón, hasta que dije enough is enough, y lo voy a hacer por mí para los demás.

Creé una estrategia, desarrollé con verdad absoluta quién soy y cómo soy, y basé todo mi producto y todo mi proyecto en la verdad, y sobre esta verdad, sobre esta filosofía la cual predico, vivo, y suelo ser muy congruente, decidí intentarlo. Solamente en el caminar me fui dando cuenta qué cosas hacían falta, qué cosas le podía meter, qué cosas podía hacer. Al inicio todo mundo me dijo que no lo hiciera, que era una idea estúpida, que era una idea tonta; muchos me dijeron “ahora resulta que eres conferencista, ahora resulta que eres poeta, ahora resulta que eres un intelectual”, y les dije, no es ahora resulta, es parte de mis talentos, y si quiero utilizar todos mis talentos, y también soy bueno para hacer quesadillas, pues simplemente lo voy a hacer porque la vida es para eso, para gastarte tus talentos, para que cuando llegues al final de la vida y entregues el traje, digas este traje es mío, esto no le queda a nadie más.


¿Qué hábito ha sido fundamental para tu tener esa resistencia, esa creatividad?

Soy un tipo estúpidamente disciplinado. Soy un tipo muy ordenado, muy quirúrgico, y trabajo con estándares de excelencia, siempre estoy buscando la excelencia. Me permito los errores, pero no me permito cometer el mismo error dos veces; soy muy cuidadoso en cada uno de los pasos que doy, pero también soy muy atrevido, no soy un tipo precavido cuando se trata de intentar algo innovador o algo fuera de la caja. De hecho, cuando no me equivoco, siempre regreso a este análisis de por qué no me estoy equivocando, porque si no me estoy equivocando es muy probable que no esté intentando absolutamente nada nuevo, porque en la certidumbre existe este status quo, y el status quo te genera cierta tranquilidad, y soy un tipo que le gusta conquistar la incertidumbre. Todo aquello que me genera incertidumbre, voy y meto mis narices, y ya que estoy ahí adentro bueno si me salió el león y me dio un zarpazo, por lo menos ya sé que de ese lado hay un león, la siguiente vez regreso con un arpa, o con un hacha, con lo que sea.

La disciplina con la pasión, es una combinación letal. La disciplina, el orden, el enfoque, te condenan al éxito, o sea un tipo que esté enfocado, no nada más que tiene sueños, sino que suda esta imaginación, se condena al éxito.


El servicio ajeno es algo que me encanta, ver a alguien sonreír a partir de lo que hago es mi mayor paga, es mi regalo más profundo.
— dANIEL HABIF

¿Qué te inspira?

El servicio. El servicio ajeno es algo que me encanta, ver a alguien sonreír a partir de lo que hago es mi mayor paga, es mi regalo más profundo. La felicidad está en el servicio de los demás, porque cuando tú sirves al otro, la paga es eterna, es una añadidura. Más allá del contexto químico que se desarrolla en tu mente, de serotonina, oxitocina, que son drogas altamente adictivas, pero esta oxitocina que te genera paz y gozo cuando doy un mensaje, cuando sirvo a otros, cuando recibo un mensaje y me dicen “Daniel gracias, hoy tenía pensado quitarme la vida y no lo hice” dices wow. Yo sé que no fue por mí, pero el simple hecho de que esas palabras hayan penetrado, y hayan servido como palanca para que alguien tenga un acto de valentía, y desista de hacer un acto como el suicidio, o ver a un matrimonio que reestructuró su relación, o ver a un padre que perdonó a su hijo, híjole ¿quién no es adicto a eso? Es algo que no puedes parar. Estos grandes líderes que transformaron la historia del mundo, los Martin Luther King, los Mandela, los Gandhi… cuando hablo de estos líderes pienso que ellos eran adictos a lo que recibían de bondad y de gozo, por ver la libertad de otros. Es eso, soy un traficante de autoestima.  

¿Qué te da miedo?

Morir sin haber dado los abrazos que tenía que dar, haberme guardado los “te amos” que tenía que decir, haberme guardado algo que tenía que dar, creo que eso es lo que más miedo me da. A veces soy cuidadoso con abrirle mi corazón y mi alma a la gente, porque considero que mi corazón es un lugar sagrado, y soy cuidadoso con eso, y a veces me guardo los “te amo, los te quiero, los te extraño”, y eso me da miedo. Ya sabes él “le hubiera dicho te amo” y murió, entonces eso es lo que más ansiedad me genera en la vida.

¿Qué amas?

Soy un tipo que ama muchísimo a Dios, amo la vida, amo a la gente, mi esposa es mi conquista más grande, es mi éxito número uno en la vida. Soy un tipo que ama a todo; no creo en el amor como un listado del mercado, no creo en el amor con condiciones. Te podría decir que te amo a ti y ni siquiera te conozco, ¿por qué?, por el simple hecho de decidir hacerlo, o sea no tendría por qué conocerte porque al fin y al cabo sé que te voy a encontrar algún defecto, pero sé que te puedo encontrar más virtudes que defectos, entonces si lo pones en una balanza, te podrás dar cuenta que el amor es una decisión, no un sentimiento.

¿Cómo gestionas la inteligencia emocional?

No busco la inteligencia emocional, busco la sabiduría, y creo que la sabiduría proviene del saber hacer. La inteligencia emocional te dice que sabes, pero no te dice qué sabes hacer; y la sabiduría es muy clara: saber hacer, y la sabiduría es cuando pones al servicio del mundo entero tu inteligencia y tu astucia. La astucia te va a decir que robes, la inteligencia te va a decir cómo robes, y la sabiduría te va a decir que algún día te van a cachar. Entonces la inteligencia cognitiva, o la inteligencia emocional está basada en un sistema de valores, en un sistema jerárquico dentro de un legislador supremo, entonces parte de saber de dónde venimos, quiénes somos, qué hacemos y por qué morimos. Tiene que ver con el poder de la unicidad, cuando descubres lo que vales, inmediatamente la inteligencia emocional aparece de un momento a otro.

Más que gestionar la inteligencia emocional, lo que utilizo es buscar con la inteligencia la sabiduría, el discernimiento puro de esta parte espiritual de la cual estamos construidos todos los seres humanos.

¿Qué libros o cursos te han inspirado en tu faceta?

Soy un adicto a la lectura, soy un devorador de libros, pero leo de todo. Puedo leer desde La Divina Comedia, que me encanta regresar a Dante Alighieri, ahorita estoy leyendo El Príncipe de Dostoyevski. He leído de todo, la Biblia es mi base, la leo como un libro de historia científica, un libro vivo, son 66 libros, y soy alguien que estudia muchísimo la palabra desde la parte teológica y la apologética. Es la palabra de Dios la que me ha inspirado; todo lo que digo yo está tomado prestado de la palabra de Dios. Hay algunos que lo voltean a ver como un libro arcaico, como un libro dogmático, como un libro incongruente, simplemente volteo a ver las perlas de sabiduría que están enterradas en un libro como este.

Fuera de la parte espritual, me gusta mucho lo que escribe Anthony Robbins, soy adicto a los libros de Umberto Eco, Victor Hugo me encanta; me gusta mucho leer acerca del teatro, desde Grotowski, Stanislavski. Simon Sinek lo acabo de descubrir y está padrísimo la manera en cómo escribe y cómo desarrolla los conceptos de liderazgo, aunque toma muchos conceptos que están dentro por ejemplo del mundo militar, soy un hombre que creció con un padre militar, me siento muy identificado con el orden y con la disciplina militarizada mexicana y americana.

Leer algo diario es algo fundamental, pero estudiarlo es algo obligatorio. Muchas veces leemos con la intención de decir que leemos mucho, desde una perspectiva arrogante, como si consumir este conocimiento te convirtiera en el Wikipedia actualizado, pero no sirve de nada saber un montón y no hacer nada con este entendimiento, con este conocimiento. Soy un tipo que considera que puedes leer un solo libro en tu vida, pero si este libro que lees en tu vida, lo llevas y lo aplicas, y transformó tu vida, ¡lo tienes!

¿En qué proyectos estás trabajando ahorita?

Estoy trabajando en un colectivo que se llama “Los Inquebrantables”. Desarrollé este proyecto que es un colectivo artístico que busca empoderar, inspirar y ensanchar la mente, el corazón y el espíritu de los seres humanos. Es un colectivo con el cual estoy trabajando, haciendo diferentes featurings con músicos, artistas, poetas, ingenieros, arquitectos. Me encanta este proyecto, tiene que ver con la unión de diferentes pedazos quebrados, y que ya nadie puede quebrar lo que está quebrado, entonces me encanta este contexto.

Estoy comenzando a trabajar en una propuesta de ley con algunos antropólogos, sociólogos y psicólogos, para poderlo llevar a la cámara de diputados y a la cámara de senadores, para poder integrar clases de civismo, de autoestima y de dominio propio a las primarias, secundarias y universidades. Considero que son ya demasiadas horas de matemáticas que nos enseñan a sumar y multiplicar, pero sobre todo nos enseñan a dividir ideologías, a dividir gente. Creo que deberíamos de estar muy claros en buscar una reforma 100% pedagógica, y no una reforma 100% laboral, porque en México estamos construyendo y fabricando jefes y empleados, pero no líderes y mentores, y creo que la base principal del crecimiento y de la expansión de una nación, tiene que ver con la educación y con la excelencia en la educación.

No me quiero quedar nada más en el discurso combativo en el mundo digital, sino quiero caminar este discurso, y son los dos proyectos en los cuales estoy muy enfocado. Estoy construyendo un espectáculo transformacional que tiene que ver con el terror, entonces quiero crear este espectáculo en donde la gente tenga la capacidad de vivir esta como terapia de shock, viva con el terror, con el dolor, con la venganza, y cambiar la connotación inmediata que existe con estas palabras que tanto miedo nos generan “no quiero sufrir, no quiero vengarme, no quiero perdonar”, todas estas palabras que si las cambiamos, podemos darnos cuenta que son palabras de mucha bendición y no de destrucción.

¿Dónde podemos conocer más de tu trabajo?

En las redes sociales, estoy como @DanielHabif en Twitter, en Instagram, en Facebook, en YouTube. Tengo una página oficial que es danielhabif.com, pero realmente no tengo información ahí, no le he dado la importancia al .com que tiene, y que debería de darle, pero estoy muy enfocado únicamente a las plataformas sociales. Ahí pueden encontrar todo mi contenido, y subo todo desde mis escritos, desde mis videos, mis trabajos, activismo digital, etc., ahí van a encontrar mis presentaciones en la República Mexicana y en Estados Unidos.

FAVORITOS:

Canción: Riders on the Storm de The Doors.

Película: Me encanta Forrest Gump, creo que es de mis películas favoritas. Me gusta también la Lista de Schindler. Tengo muchísimas películas favoritas, pero esas dos me encantan.

Libro: La Biblia, y en específico Eclesiastés, proverbios, y el libro de Daniel. Esos tres libros me vuelan la cabeza.

Lugar: París, caminar a lado del Museo d’Orsay con una baguette, es mi lugar. Eso o alguna isla nórdica por supuesto