Cerrar Ciclos: Distinguir cuando vamos hacia adelante y cuándo es necesario dejar atrás.

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegrí­a y el sentido del resto. Cerrando cí­rculos, o cerrando puertas, o cerrando capí­tulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
— Paulo Coelho

Toda etapa tiene un principio y un final. Toda elección y lección tiene fechas de caducidad ya que de otra forma se puede convertir en rutina o se puede transformar en una carga que nos pesa porque estamos tratando de levantar algo que tuvimos que dejar tiempo atrás.
 

La naturaleza es cíclica, los árboles comienzan su etapa de renovación en otoño, se resguardan en invierno para florecer en primavera y dar sus mejores frutos en verano. Toda etapa sirve, toda etapa construye la base de algo, toda etapa es necesaria para poder continuar en sintonía con lo que uno es.

Como personas también experimentamos algo similar, nacemos, crecemos, experimentamos, maduramos, todo esto para dar nuestro mejor fruto, ser nuestra mejor versión, contribuir con algo en nuestro tiempo. De la misma manera que los árboles nos dan oxigeno y nos permiten respirar, nosotros también tenemos una función exacta que genera bienestar a los demás.

Para vivir los ciclos se requiere un sentido de introspección, de estudiarnos, entendernos, comprender qué es lo que queremos y ser honestos si estamos en ese camino o si nos quedamos en una parte del ciclo que es mejor darle vuelta a la hoja y cambiar de ruta.

¿Como identificar esto?

Cuando llegamos a un punto donde las situaciones se convierten en rutina. Ningún día es diferente al otro.

Cuando nos invade la indiferencia y ya no queremos dar un paso al frente por lo que queremos y creemos.

Cuando nos damos cuenta que la curva de aprendizaje de ese lugar, situación o persona ya llegó al punto donde ya nos llevamos todas las lecciones y conocimientos que nos podía otorgar esa experiencia.

Cuando sentimos malestar con nosotros mismos y el tiempo parece eterno. El sentir que nuestros mejores momentos ya quedaron atrás o que los estamos dejando pasar.

Cuando no nos levantamos con ilusión de cumplir algo o de cambiar algo, cuando se extingue la pasión y ganas por marcar una diferencia.

Cuando las metas que teníamos ya fueron cumplidas y ya no representan un reto.

Son muchos indicadores los que nos pueden dejar en claro que el ciclo debe de ser cambiado o transformado. Ser completamente honestos y transparentes con la única persona que realmente conocemos (nosotros mismos) es la manera de saber si continuamos en la misma ruta o marcamos en el mapa una nueva estrella y emprendemos el camino hacia ella.

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